domingo, 29 de abril de 2007

La tía Gloria

Postrada en una cama de hospital se encuentra mi tía Gloria. Parece otra. En la familia bromeamos con su parecido a María Félix. Siempre con su cabello negro y largo, su rostro bien maquillado, sus brillantes joyas y su altivez de mujer que todo lo puede, que nada debe y nada teme. La he visto desde mi niñez enterrar a un ex esposo y como a tres novios. Siempre llegaba a visitarnos y contagiaba de burlesca alegría a quien se le pusiera enfrente. Es muy buena para poner apodos, a mí me dice 'Penélope' porque asegura que estoy "igualita" a la actriz española, yo sólo sonrío y la dejo seguir describiendo mis facciones y mi color de rostro. Y es que ella tiene una agudez envidiable para encontrar esos rasgos buenos o malos en cada uno, los más significativos.
Ahora se ve diferente. Usa una bata deslucida que contrasta con sus usuales y elegantes vestidos. Tiene la cara más blanca que la bata y sus gestos -qué extraño, nunca lo había notado- se contraen preocupados mostrando unas arrugas que golpean con dolor a quien la conoce: siempre contenta.
"Lo único que le pido a Dios es que pueda valerme por mí misma, que pueda bañarme sola y alguna vez sostenerme para cocinar", dice ante mi mirada perdida en un pasado reciente. Y es que ahora parecen tan lejana la imagen de la tía Gloria de porte recto y actitud enérgica. ¡Ha sido una María Félix en toda la extensión de la palabra!. "Ya no voy a poder ir a los bailes", dice partiéndome el corazón. Su mayor pasión son los bailes del Manuel Acuña, la fiesta, la música. Su voz (le fascina cantar) se seguirá oyendo, pero tal vez sus pasos no puedan volver a moverse al ritmo de un danzón, una noche, un viernes, no lo sé.
Su estado de salud delicado sólo nos afecta a nosotros, su familia. A mí me aflige una angustia egoísta. La misma que sentí cuando a mi padre le dio un segundo infarto. Todo parece estar igual hasta que una ráfaga de tragedia te escupe a la cara que el tiempo no perdona, ni a mi héroe, ni ahora a una gran inspiración de fortaleza femenina.
Que se recupere, deseo y espero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siiiii esta fragilidad humana que duele y que llaga!!!!

te comparto este...

Poema desolado



Ya se que existen otras penas
con más pavura y más complejidad,
pero este es mi dolor y a él me aferro,
no pregunten por qué.

Hace tanto que olvidé mi cédula de arraigo,
extravié mi equipaje,
el principio de lo que no pude ser.

Hoy vigilo este dolor de medio tiempo,
esta alegría de fiesta equivocada,
este lamento que engendró la mascarada.

Esta pena mía, tan estricta y honda,
se adiestra en lo nocturno y allí azuza
cabal remordimiento, hora perdida,
y alimenta la mítica alimaña de mis miedos.

Flor Alba Uribe
Colombia

Anónimo dijo...

Grax a vos por el post!!!!! Mujer de letras y condimentos, para que pides inspiracion cuando tu eres quien inspira... no me crees? Mira el espacio sideral y dime si no se empapó del color de tus ojos fijos!