Dicen que la sociedad no encuentra formas de entendimiento civilizadas y que los seres humanos nos dejamos llevar por pasiones, odios o ambiciones antes que intentar negociar con nuestro prójimo. Yo creo que de alguna manera extraña y surrealista existen momentos que lo resuelven todo. Hablo de un entendimiento más allá de lo esperado y de lo razonable. Un momento de pacto visual que saca a flote la verdad, aún y cuando las palabras expresen lo contrario. "Nos vemos pronto..." puede ser una frase que se digan dos personas con una historia inconclusa, pero con una sola mirada, los conocidos se despiden, intuyen -o más bien tienen la certeza- que ninguno buscará otra nueva oportunidad de reanudar una relación desgastada.
La guerra, estoy segura, se ha declarado entre países con sólo una mirada. Los diplomáticos dicen "estamos negociando", pero entre ellos el contacto visual pone fecha al inicio del conflicto. "Así es el business hermano, a darnos con todo...", entienden los dos entre miradas resignadas.
Con muchas personas he logrado realizar pactos visuales. Amigos que dejaré de ver por un tiempo, relaciones terminadas, rechazos amorosos, conflictos en el trabajo... Con una sola mira sabe, quien me conoce, si alguna vez he sentido por él o por ella un cariño sincero. Lo mismo lo sabe quien me hizo daño o a quien ya no le confío nada. Las miradas son mágicas, crean además un lenguaje del alma que ni con diccionarios o academias es posible descifrar. Ni el hombre más terco, loco o aferrado escapa de entender que algo o alguien no es para él si se le mira fijamente.
Importantes, dolorosas, hermosas, resignadas, cariñosas, simpáticas, retadoras, conmovedoras y tristes miradas he pactado con muchos seres que de alguna manera han definido el rumbo de vida. A todo ellos, gracias.
sábado, 30 de junio de 2007
lunes, 18 de junio de 2007
sábado, 26 de mayo de 2007
Hubo una vez una llamada a las tres de la mañana, un quimérico juego de ternuras que no era más que una historia mal contada. Hubo una vez unos segundos necios, dos miradas fijas que algo tendrían, qué se yo, de necesarias. También hubo risas y “momentos” y llantos inconclusos, una vulgar novela de un único capítulo, corto además: mal escrito. Hubo una mujer sin rumbo y un hombre con muchos rumbos fijos. Algo de sinceridad, un poco de cariño prometido (de antemano, por supuesto). Hubo cierto espíritu de lucha y muchas ganas de creerlo todo. Hubo vino y música y deseos… un relato convertido en sal cuando miró el futuro desobediente y terco, tentado a saber qué existe más allá del límite propuesto.
Hubo una vez una llamada, de madrugada. Una mirada innecesaria que algo dijo… pienso que sí la hubo (no me crean tanto).
Hubo una vez una llamada, de madrugada. Una mirada innecesaria que algo dijo… pienso que sí la hubo (no me crean tanto).
viernes, 25 de mayo de 2007
Betito
Betito habla con la Virgen y ésta nos mandó decir a través de él que no critiquemos a los sacerdotes porque ellos sus hijos predilectos "sean como sean".
Por favor, yo que ni siquiera soy católica promuevo más el respeto.
Por favor, yo que ni siquiera soy católica promuevo más el respeto.
martes, 15 de mayo de 2007
Arriba los malos profes!
Hay maestro que nos marcan la vida, que con su ejemplo nos ayudan a ser mejores y sus consejos son, más que los de un amigo, los de un guía espiritual que vela por nuestro bienestar a pesar de sus propios sueños. A todos esos excelentes maestros no les dedico estas líneas, pues ya estudiantes, ex alumnos, periodistas, comerciantes y hasta el gobierno los reconocerán hoy en su día y dirán de ellos las maravillas que han logrado con su noble labor.
Hoy aquí voy a recordar a todos aquellos maestros que me dieron otra lección de vida: lo que no se debe hacer ni como profesor ni como ser humano. Estos maestros colocaron piedras gigantes en mi camino, me impusieron desafíos extremos de tolerancia y hasta lograron que con el paso del tiempo aprendiera a dominar mis deseos de venganza. Me hicieron todo un Lama del sufrimiento escolar.
El flojo
De esos tuve muchos. Llegaban al salón -cuando iban- crudos o hasta con aliento alcohólico. Se sentaban en el escritorio y lo menos que deseaban era voltear a ver a sus alumnos. Con algo de molestia te pedían que sacaras el libro y que hicieras un resumen de veinte cuartillas de los primeros cinco capítulos. Tuve una maestra que hasta se ponía a pintarse las uñas de los pies en clase mientras todos seguíamos enfrascados y fracasados con nuestro resumen.
El mañoso
De esos que se les quedan viendo a las alumnas como si quisieran cumplir la mayoría de sus fantasías sexuales. Las saludan de beso y les dan hasta "nalgaditas" en el buen sentido para demostrarles su apoyo. Les miran las piernas durante las clases y hasta les hacen proposiciones indecorosas a cambio de pasarlas en el examen. Los mañosos inofensivos no pasan de incomodarte durante el semestre, pero hay casos de mañosos psicópatas que han llegado a engañar, acosar, violar o hasta iniciar a jóvenes en la pornografía.
La harpía
Es la maestra desgraciada que todos alguna vez tuvimos. Si es soltera o divorciada la cosa empeora. Es estricta en una forma que raya en la injusticia. Impone castigos innecesarios y pone en ridículo a los alumnos débiles frente a los demás. No tiene corazón ni alma ni nada que se le parezca y aún así uno debe aprender a soportarla.
El frustrado
Sus sueños de escritor famoso o arquitecto reconocido terminaron en un salón de clases. Sin vocación de maestro, éste es el típico profesor frustrado que llega a un escritorio queriendo ver caer a los demás junto con él. No confía en los alumnos ni en sus habilidades y mucho menos los alienta a buscar un futuro prometedor. Por lo general se ensaña con el joven talento de la clase y hasta busca reprobarlo pues en él descarga toda su frustración.
El barco
Carece de completa autoridad frente al grupo. Su materia es en extremo aburrida y le importa poco si enseña bien o no. Al final es sabido que todos pasarán con él y hasta con buenas calificaciones.
El ignorante
Este profesor llegó al aula por bendito milagro. No tiene ninguna habilidad o conocimiento y por lo tanto, hasta se llega a desconfiar de la veracidad de sus enseñanzas. Si sabes un poco de la materia te quedas con cara de ¿cómo... yo pensaba qué....? Y es difícil que te saque de la duda. En realidad resulta inútil su presencia, más cuando imparte alguna materia práctica o que implique algo de tecnología.
El famoso
Te morías por que te impartiera la materia por ser alguien reconocido, pero a la hora de estar en clase con él descubres que no eres su prioridad. Estos profesores, famosos en su campo, son nefastos cuando no tienen ni tiempo ni ganas de ser maestros, y no sabes ni por qué aceptaron el trabajo. Van a dos o tres clases durante todo el semestre y en esas ocasiones llegan tarde o se van temprano. Siempre están hablando por celular y su instrucción se resume a decirte: "échale ganas como yo, no te des por vencido, y serás exitoso".
Saludos teachers, y felicidades!
Hoy aquí voy a recordar a todos aquellos maestros que me dieron otra lección de vida: lo que no se debe hacer ni como profesor ni como ser humano. Estos maestros colocaron piedras gigantes en mi camino, me impusieron desafíos extremos de tolerancia y hasta lograron que con el paso del tiempo aprendiera a dominar mis deseos de venganza. Me hicieron todo un Lama del sufrimiento escolar.
El flojo
De esos tuve muchos. Llegaban al salón -cuando iban- crudos o hasta con aliento alcohólico. Se sentaban en el escritorio y lo menos que deseaban era voltear a ver a sus alumnos. Con algo de molestia te pedían que sacaras el libro y que hicieras un resumen de veinte cuartillas de los primeros cinco capítulos. Tuve una maestra que hasta se ponía a pintarse las uñas de los pies en clase mientras todos seguíamos enfrascados y fracasados con nuestro resumen.
El mañoso
De esos que se les quedan viendo a las alumnas como si quisieran cumplir la mayoría de sus fantasías sexuales. Las saludan de beso y les dan hasta "nalgaditas" en el buen sentido para demostrarles su apoyo. Les miran las piernas durante las clases y hasta les hacen proposiciones indecorosas a cambio de pasarlas en el examen. Los mañosos inofensivos no pasan de incomodarte durante el semestre, pero hay casos de mañosos psicópatas que han llegado a engañar, acosar, violar o hasta iniciar a jóvenes en la pornografía.
La harpía
Es la maestra desgraciada que todos alguna vez tuvimos. Si es soltera o divorciada la cosa empeora. Es estricta en una forma que raya en la injusticia. Impone castigos innecesarios y pone en ridículo a los alumnos débiles frente a los demás. No tiene corazón ni alma ni nada que se le parezca y aún así uno debe aprender a soportarla.
El frustrado
Sus sueños de escritor famoso o arquitecto reconocido terminaron en un salón de clases. Sin vocación de maestro, éste es el típico profesor frustrado que llega a un escritorio queriendo ver caer a los demás junto con él. No confía en los alumnos ni en sus habilidades y mucho menos los alienta a buscar un futuro prometedor. Por lo general se ensaña con el joven talento de la clase y hasta busca reprobarlo pues en él descarga toda su frustración.
El barco
Carece de completa autoridad frente al grupo. Su materia es en extremo aburrida y le importa poco si enseña bien o no. Al final es sabido que todos pasarán con él y hasta con buenas calificaciones.
El ignorante
Este profesor llegó al aula por bendito milagro. No tiene ninguna habilidad o conocimiento y por lo tanto, hasta se llega a desconfiar de la veracidad de sus enseñanzas. Si sabes un poco de la materia te quedas con cara de ¿cómo... yo pensaba qué....? Y es difícil que te saque de la duda. En realidad resulta inútil su presencia, más cuando imparte alguna materia práctica o que implique algo de tecnología.
El famoso
Te morías por que te impartiera la materia por ser alguien reconocido, pero a la hora de estar en clase con él descubres que no eres su prioridad. Estos profesores, famosos en su campo, son nefastos cuando no tienen ni tiempo ni ganas de ser maestros, y no sabes ni por qué aceptaron el trabajo. Van a dos o tres clases durante todo el semestre y en esas ocasiones llegan tarde o se van temprano. Siempre están hablando por celular y su instrucción se resume a decirte: "échale ganas como yo, no te des por vencido, y serás exitoso".
Saludos teachers, y felicidades!
lunes, 7 de mayo de 2007
"Hijos sí, maridos no"
Y ahora sí no es que yo lo diga... Hace un tiempo le conté a un amigo que yo quería tener un hijo después de los treinta, pero que quería hacerlo sin estar involucrada sentimentalmente con una pareja. La razón es que todo el proceso del embarazo y de la maternidad me parecen un milagro natural que debería ser cien por ciento disfrutable. No soy feminista ni considero que hombres y mujeres seamos iguales, por lo tanto, es imposible que exijamos que la escala de prioridades de los dos sexos sea la misma (lo que sí es justo es que tengamos los mismos derechos y obligaciones ante la ley). Aunque muchos hombres también vean fascinante el proceso de la maternidad, sólo las mujeres podrán experimentar esos cambios y esa dicha de ver formarse un nuevo ser en su vientre. Si con estos hombres, sensibles ante tal fenómeno, es difícil convivir en cierto momento, imaginen cómo será atravesar toda esta etapa al lado de un hombre que no lo ve con ojos de "milagro".
"No vayas a engordar", "yo como quiera voy a salir con mis amigos", "¿por qué ahora haces menos quehacer que antes?", "no me esperes despierta" o "no seas chiflada, estás demasiado sensible" son frases y reclamos que no deseo escuchar cuando esté embaraza.
Que un hombre se involucre en el embarazo de la pareja, que acceda a permanecer con ésta en los buenos y en los malos momentos y que al igual que ella, acepte sacrificar esa vida de solteros que hasta un tiempo antes los dos gozaban, es el sueño de toda mujer. Pero esto parece ser tan difícil como pretender que después del embarazo el hombre vuelva a verla como la amiga y amante que solía ser antes de tener un hijo.
Con este contexto de sufrimientos innecesarios -aunque no digo que todas las parejas ni todos los hombres sean iguales- resulta tentadora la opción de Hijos sí, maridos no, fenómeno creciente que da nombre al libro de María Antonieta Barragán y Mónica León.
Esta investigación sociológica descubrió que siete millones de mujeres en México son madres solteras. Algunas divorciadas, otras abandonadas y muchas porque así lo decidieron. Estas últimas, según el estudio, son mujeres que aunque no tienen una pareja eligen ejercer la maternidad, que están en una edad límite físicamente para tener hijos y que son autosuficientes económicamente.
El proceso, dicen estas autoras, es duro tanto para la mujer como para los hijos. La etiqueta social de madre soltera sigue mortificando a pesar de la apertura que se le ha dado a las familias no tradicionales. Que un hijo tiene derecho a tener un papá, no lo dudo, pero que éste debe cumplir con la obligación de darle amor, educación y sustento es algo que en algunos casos no sucede. La madre, aunque sola, puede proporcionarle al hijo todo esto y hacer de él un ser humano bueno y normal, lo he visto y creo que todos conocemos algún ejemplo.
Pero bueno, todavía me faltan algunos años para que mi reloj biológico me presione, y en ese tiempo todo puede pasar. Por lo pronto, les dejo el link donde Fernanda Tapia entrevista a las autoras de este libro, escúchenlo, está muy padre. http://prodigymsn.dixo.com/fernanda-tapia (es el podcast 111).
"No vayas a engordar", "yo como quiera voy a salir con mis amigos", "¿por qué ahora haces menos quehacer que antes?", "no me esperes despierta" o "no seas chiflada, estás demasiado sensible" son frases y reclamos que no deseo escuchar cuando esté embaraza.
Que un hombre se involucre en el embarazo de la pareja, que acceda a permanecer con ésta en los buenos y en los malos momentos y que al igual que ella, acepte sacrificar esa vida de solteros que hasta un tiempo antes los dos gozaban, es el sueño de toda mujer. Pero esto parece ser tan difícil como pretender que después del embarazo el hombre vuelva a verla como la amiga y amante que solía ser antes de tener un hijo.
Con este contexto de sufrimientos innecesarios -aunque no digo que todas las parejas ni todos los hombres sean iguales- resulta tentadora la opción de Hijos sí, maridos no, fenómeno creciente que da nombre al libro de María Antonieta Barragán y Mónica León.
Esta investigación sociológica descubrió que siete millones de mujeres en México son madres solteras. Algunas divorciadas, otras abandonadas y muchas porque así lo decidieron. Estas últimas, según el estudio, son mujeres que aunque no tienen una pareja eligen ejercer la maternidad, que están en una edad límite físicamente para tener hijos y que son autosuficientes económicamente.
El proceso, dicen estas autoras, es duro tanto para la mujer como para los hijos. La etiqueta social de madre soltera sigue mortificando a pesar de la apertura que se le ha dado a las familias no tradicionales. Que un hijo tiene derecho a tener un papá, no lo dudo, pero que éste debe cumplir con la obligación de darle amor, educación y sustento es algo que en algunos casos no sucede. La madre, aunque sola, puede proporcionarle al hijo todo esto y hacer de él un ser humano bueno y normal, lo he visto y creo que todos conocemos algún ejemplo.
Pero bueno, todavía me faltan algunos años para que mi reloj biológico me presione, y en ese tiempo todo puede pasar. Por lo pronto, les dejo el link donde Fernanda Tapia entrevista a las autoras de este libro, escúchenlo, está muy padre. http://prodigymsn.dixo.com/fernanda-tapia (es el podcast 111).
domingo, 29 de abril de 2007
La tía Gloria
Postrada en una cama de hospital se encuentra mi tía Gloria. Parece otra. En la familia bromeamos con su parecido a María Félix. Siempre con su cabello negro y largo, su rostro bien maquillado, sus brillantes joyas y su altivez de mujer que todo lo puede, que nada debe y nada teme. La he visto desde mi niñez enterrar a un ex esposo y como a tres novios. Siempre llegaba a visitarnos y contagiaba de burlesca alegría a quien se le pusiera enfrente. Es muy buena para poner apodos, a mí me dice 'Penélope' porque asegura que estoy "igualita" a la actriz española, yo sólo sonrío y la dejo seguir describiendo mis facciones y mi color de rostro. Y es que ella tiene una agudez envidiable para encontrar esos rasgos buenos o malos en cada uno, los más significativos.
Ahora se ve diferente. Usa una bata deslucida que contrasta con sus usuales y elegantes vestidos. Tiene la cara más blanca que la bata y sus gestos -qué extraño, nunca lo había notado- se contraen preocupados mostrando unas arrugas que golpean con dolor a quien la conoce: siempre contenta.
"Lo único que le pido a Dios es que pueda valerme por mí misma, que pueda bañarme sola y alguna vez sostenerme para cocinar", dice ante mi mirada perdida en un pasado reciente. Y es que ahora parecen tan lejana la imagen de la tía Gloria de porte recto y actitud enérgica. ¡Ha sido una María Félix en toda la extensión de la palabra!. "Ya no voy a poder ir a los bailes", dice partiéndome el corazón. Su mayor pasión son los bailes del Manuel Acuña, la fiesta, la música. Su voz (le fascina cantar) se seguirá oyendo, pero tal vez sus pasos no puedan volver a moverse al ritmo de un danzón, una noche, un viernes, no lo sé.
Su estado de salud delicado sólo nos afecta a nosotros, su familia. A mí me aflige una angustia egoísta. La misma que sentí cuando a mi padre le dio un segundo infarto. Todo parece estar igual hasta que una ráfaga de tragedia te escupe a la cara que el tiempo no perdona, ni a mi héroe, ni ahora a una gran inspiración de fortaleza femenina.
Que se recupere, deseo y espero.
Ahora se ve diferente. Usa una bata deslucida que contrasta con sus usuales y elegantes vestidos. Tiene la cara más blanca que la bata y sus gestos -qué extraño, nunca lo había notado- se contraen preocupados mostrando unas arrugas que golpean con dolor a quien la conoce: siempre contenta.
"Lo único que le pido a Dios es que pueda valerme por mí misma, que pueda bañarme sola y alguna vez sostenerme para cocinar", dice ante mi mirada perdida en un pasado reciente. Y es que ahora parecen tan lejana la imagen de la tía Gloria de porte recto y actitud enérgica. ¡Ha sido una María Félix en toda la extensión de la palabra!. "Ya no voy a poder ir a los bailes", dice partiéndome el corazón. Su mayor pasión son los bailes del Manuel Acuña, la fiesta, la música. Su voz (le fascina cantar) se seguirá oyendo, pero tal vez sus pasos no puedan volver a moverse al ritmo de un danzón, una noche, un viernes, no lo sé.
Su estado de salud delicado sólo nos afecta a nosotros, su familia. A mí me aflige una angustia egoísta. La misma que sentí cuando a mi padre le dio un segundo infarto. Todo parece estar igual hasta que una ráfaga de tragedia te escupe a la cara que el tiempo no perdona, ni a mi héroe, ni ahora a una gran inspiración de fortaleza femenina.
Que se recupere, deseo y espero.
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