martes, 2 de enero de 2007

Un año más

Muchos se alegran de que exista el año nuevo para decir, aunque esto no sea verdad, que una oportunidad nace para volver a empezar. Mudar la piel. Reiniciar la existencia. Cargar el alma con quiméricas esperanzas, muchas de ellas basadas en simples conjeturas y sin previsión alguna de cómo conseguirlas.
En esa dimensión eufórica donde todo es buenos deseos, propósitos y exuberantes promesas, también coexisten los seres escépticos -los que creen saberlo todo-, que consideran que el tiempo es sólo tiempo, y que el final de un año es simplemente una marca en el calendario, un fastidio que deprime cuando se piensa de forma negativa: “es tiempo que ya no regresa”.
El año nuevo es para nosotros lo que un balance general para los contadores. Una fecha límite para poner un alto (y ya lo hacemos hasta de forma mecánica) y efectuar un recuento de lo vivido. Esta fecha sólo invita a reflexionar sobre los logros y fracasos de un periodo determinado. 12 meses, 52 semanas, 365 días, 8 mil 760 horas de vivir la vida como sabemos, o como ella misma nos deja hacerlo. Si nos va bien, en nuestro repaso lograremos detectar aquellos errores que impidieron nuestra felicidad, y si tenemos aún más suerte, el cerebro -aunque cansado de tanta celebración- conseguirá procesar los motivos de nuestros actos y enviará un mensaje a nuestra mente: “no debes volver a hacerlo”.
He aquí un año más que se fue y otro que llega. De forma automática hacemos lo mismo que todos los años. Recordamos a los que ya no están con nosotros, revivimos los momentos a su lado y una oleada de tristeza nos consume por unos momentos; evocamos las tragedias del año, las pérdidas materiales y emocionales, y nos llenamos de valía para decir, aunque sea únicamente la noche del 31, que esperamos para el siguiente año cosas mejores.
Para otros es menos soportable toda esta faramalla de explosiones optimistas. No encuentran calificativos benévolos para el año que concluye, sólo “jodido”, “desgastante”, “injusto” o “trágico” pueden definirlo. Y las esperanzas para que el siguiente año mejore tampoco son alentadoras. ¿Por qué una fecha hará la diferencia para mí, que paso mi vida postrado en una cama? ¿Quién me asegura que ahora sí conseguiré trabajo? ¿En qué influye el cambio de año, si los últimos cuarenta he estado sola? ¿Quién dice que otro año me ayudará a descubrir mi razón de vivir?
Es humano admitir, sin temor al desconcierto de la gente optimista, que el año que termina fue terrible y decepcionante. Algo de inteligente tendrá aceptar que es probable que en este año tampoco se resuelvan por arte de magia nuestros problemas. Pero actuaremos con sabiduría si continuamos descifrando los misterios de la vida. Si aprendemos de las experiencias de los años malos y comprendemos, muy a pesar de los desenfrenos predispuestos por una sociedad autoritaria, que la felicidad se construye día a día… que si seguimos el camino buscando la forma correcta, nuestra labor rendirá frutos sin importar la época del año y estos cambios, es seguro, sobrevivirán más que los propósitos: sólo los primeros días de enero.

4 comentarios:

Maru Valencia dijo...

Es bueno saber que las palabras que has ahorrado en estos últimos meses (no creas que no me he dado cuenta que tus comentarios en voz alta han mermado considerablemente)las conviertas en palabras que inevitablemente traen tu marca registrada.
Además, eso de encontrar páginas interesantes en internet se ha convertido tan imposible como encontrar un trébol de cuatro hojas... o una película que no hayan pirateado (risas).
Así que sólo por eso Laurita Luz, te exijo en nombre de todos los que utilizamos el ciberespacio, que no conviertas este sitio en un diario simplón de una joven sin quehacer. Necesitamos leer cosas de la vida real contadas por ti, que posees un don especial de la escritura.
Saludos!

papu a dijo...

Ay, muchacha, pues qué bueno que se aparece usted por estos ámbitos, y que puede uno leer cómo su especie de desesperanza se transforma en una fuerte energía positiva que muchos pensábamos era imposible de observar.
A la distancia, pero con mucho cariño, le dejo un beso y un abrazo fuertes

miquel g.

RAV dijo...

Cuanto mas tiempo pasa siento que te conozco menos, y cuanto mas tiempo pasa es mas la distancia que se agrega entre tu vida y mi vida pero cuando menos estaré vertiendo tu mente en la mía.

Conciencia MultiUniversal dijo...

Llega un momento en la vida de una mujer en que decide por primera vez probar... aquello que alguna vez le contaban los demas que era " muy padre" "interesante" y hasta "sabroso" ese dia llego para ti hoy, Hoy estrenas por primera vez tu... blog y dichosa tu que te has hecho una mujer (del futuro) al probar por vez primera con tus dedos lo que es teclear para publicar tu intimidad en el internet, espero este medio haya sido gentil contigo y pues bienvida a tu vida ( tears for fears-everybody wants to rule the world)


Atte
Hermano de la espuma ... aaaa si y del SOL (no tengo nada que ver con luis miguel, ok...)